La colitis puede ser tanto un padecimiento como una enfermedad crónica dependiendo cómo se presente.
¿Qué es?
La colitis se refiere a la inflamación dentro del revestimiento del colon. Esto puede ocurrir debido a un número de afecciones. Las dos principales son la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn, ambos son tipos de enfermedad inflamatoria intestinal.
Con la colitis, el revestimiento del colon se inflama como una reacción a bacterias y moléculas inofensivas presentes en los alimentos.
La colitis es a menudo una condición de por vida, y actualmente no tiene cura. Sin embargo, hay opciones de tratamiento disponibles para ayudar a controlar la afección.
La colitis típicamente se desarrolla en los grupos de edad de 15 a 35 años o de 55 a 70 años.
Tipos de Colitis
Colitis Ulcerosa: Es la variación más común de la colitis. Comienza en el recto y se extiende al colon de diferentes maneras, dependiendo del tipo.
Las personas con colitis ulcerosa crónica pueden experimentar episodios de colitis aguda grave durante su vida.
Colitis por Enfermedad de Crohn: A diferencia de otras variaciones de la afección, la colitis por Crohn solo afecta el colon.
Los síntomas coinciden entre las afecciones de Crohn, pero las personas con colitis por la enfermedad de Crohn son más propensas a desarrollar lesiones en la piel y dolor en las articulaciones.
Colitis microscópica: Hay dos tipos de colitis microscópica: linfocítica y colágena.
Con el tipo linfocítico, hay un mayor número de glóbulos blancos de lo habitual, y el revestimiento del colon es de un espesor normal.
Con el tipo colágena, la capa de colágeno bajo el epitelio es más gruesa de lo habitual.
Cuándo debes consultar a un médico
Si presentamos alguno de los síntomas mencionados a continuación, debemos comunicarnos con nuestro médico de cabecera para que nos examine y así prevenir con tiempo.
- Dolor abdominal o calambres
- Diarrea con sangre
- Necesidad urgente de evacuar
- Sangre en las heces
- Sangrado rectal
- Pérdida de peso
Prevención
La manera que podemos ayudar a nuestro organismo para controlar la enfermedad y ayudar a reducir los síntomas son:
- No fumar
- Seguir una dieta saludable
- Evitar las bebidas carbonatadas o gaseosas
- Evitar la cafeína
- Evitar el consumo de alcohol
- Evitar alimentos con alto contenido de fibra
- Beber suficiente agua
- Llevar un diario de alimentos para ayudar a identificar los desencadenantes